He pensado en hacer aquí una diégesis personal de los demonios que, por las últimas semanas, rechinan sin mostrarse desde el fondo de la nuca.
Sepan, disculparme.
No tengo más viajes para distraer el fatalismo, para alimentar el espíritu de la diversidad que centraliza el relato de los prodigios y el necesario exotismo (alter-exotismo, exotismo americanista, o rioplatense, que tiene un tinte más difuso en cuanto a juegos y nostalgias identitarias) que, diría, desde lo formal, timonean un relato de viajes.
Solo Roma es digna de Paris, y solo Paris es digna de Roma. Paréntesis.
Nunca he estado en Roma.
La última vez, y haciendo honor a mi instinto previsor, llegué a la estación, a las 6 de la tarde, sin tener un lugar para pasar el fin de semana. Era un fin de semana que empezó el Jueves, en Normandía hubo una tormenta de nieve sin precedentes a esta altura del año.
En suma quedé aislado en un edificio enorme, vacío, con Sarah, sin trenes ni ningún otro transporte para salir del pueblo. Algo muy parecido a "El resplandor", pero mucho más aburrido.
La nieve esta buena los primeros dos días, del lado de adentro.
Cómo no había transporte, no había alumnos pero sí profesores, nos juntamos todos en la sala, tomamos café y criticamos el mal funcionamiento del sistema que te hace ir auqnue no hubiera nadie. Esa pequeña cuota de sindicalismo estuvo bien, y para ahondar en costumbres de esa índole, me dieron la mitad de la semana libre, por lo que me calcé las botas, y, dejando huellas hasta las pantorrillas, me fui a la estación.
Y aca volvemos, llegué a Paris, y Sarah, que me iba a conseguir alojamiento, canceló en último momento.
Me fui a un Hostel en Jaurés, un hostel que cuando entrabas había un bar, y que tenía un cartel de neón en el que se leía "tel". Y tenía pinta de telo.
Había minas que iban y venían, había un pelado patovica que hacía de maestro de ceremonias y que a las 2 de la mañana me echó del bar, y me dijo "o te vas a acostar o salís". Había unas Yankees que cuando vieron cómo iba la cosa, se terminaron yendo 2 horas después de hacer el check in, y después de una inquicisión del pelado, se fueron con el sonido de rueditas de las valijas a perderse en la noche.
Salía 18 euros. Habia otro pelado que se estaba bañando en mi cuarto, y que no sé bien de donde salió, ni cómo consiguió las llaves, se secó, estuvo un rato enfrente mío, y se fue.
También estaba la rambla del sena, una de las partes más bonitas que he visto hasta ahora, o quizás por contraste.
Al otro día me levanté y me habían afanado los guantes, le pregunté al tipo de la recepción, tenía los ojos caídos y siempre un pucho entre las comisuras. Le pregunté por los guantes que había dejado en la barra. Me dijo: no te preocupes que no hace frío, aca no hay nada (le podríamos agregar un "pibe", o "nene", si eso se dijera por aca).
Paris 8
La creó Focault, entre otros. Cuando llegué al departamento de filosofía estaban todos fumando. En la entrada había kebabs. Le pregunté al tipo cómo era el tema del master, si había que hacer pruebas o no, cómo era la situacion de las equivalencias. "Y bueno, no sé, capaz que sí, capaz que no". Y fumaba. "está todo en internet, no sé, por mi venite a hacer el master". "Y no sé, ahí tenes los encargados del master si los queres mirar un rato". Desde un punto de vista optimista, la displicencia, si se mantiene en cuanto a los criterios de ingreso, es un buen augurio.
No
Estoy mintiendo, lucho contra el relato sin ganas de prosa.
Lo que queiro decir, y traiciono el espíritu de la mesura que siempre criba el contrato personal que he hecho, las últimas entradas del otro, el libro de viaje "real":
"A diferencia de lo que se crée normalmente, cuando hay escaleras, el camino de bajada, que no esta coronado por un púnto único de llegada y, a causa de la horizontalidad cómo dimension posible, es mucho más largo que el de subida"
"Existe en todos, una pequeña dictadura personal, aquella del cuerpo, que inexorablemente se pudre"
"De todas las peregrinaciones, aquella, la que más palpita, es hacia un baño, y es el máximo de los santuarios, así estuviere en el punto más alto de una colina"
"No podría despegar a las personas de las cosas. No puedo desatar el cúmulo. En cada punto veo, y oigo, sobre todo oigo, al mundo, al coro. Y todas las paradas soy yo, y el movimiento es un error de razonamiento"
En fin, hicimos un contrato firmado con Sarah de que vamos a hablar en francés y nunca más inglés, para mejorarnos entre los dos. Duró una tarde.
La última vez, y haciendo honor a mi instinto previsor, llegué a la estación, a las 6 de la tarde, sin tener un lugar para pasar el fin de semana. Era un fin de semana que empezó el Jueves, en Normandía hubo una tormenta de nieve sin precedentes a esta altura del año.
En suma quedé aislado en un edificio enorme, vacío, con Sarah, sin trenes ni ningún otro transporte para salir del pueblo. Algo muy parecido a "El resplandor", pero mucho más aburrido.
La nieve esta buena los primeros dos días, del lado de adentro.
Cómo no había transporte, no había alumnos pero sí profesores, nos juntamos todos en la sala, tomamos café y criticamos el mal funcionamiento del sistema que te hace ir auqnue no hubiera nadie. Esa pequeña cuota de sindicalismo estuvo bien, y para ahondar en costumbres de esa índole, me dieron la mitad de la semana libre, por lo que me calcé las botas, y, dejando huellas hasta las pantorrillas, me fui a la estación.
Y aca volvemos, llegué a Paris, y Sarah, que me iba a conseguir alojamiento, canceló en último momento.
Me fui a un Hostel en Jaurés, un hostel que cuando entrabas había un bar, y que tenía un cartel de neón en el que se leía "tel". Y tenía pinta de telo.
Había minas que iban y venían, había un pelado patovica que hacía de maestro de ceremonias y que a las 2 de la mañana me echó del bar, y me dijo "o te vas a acostar o salís". Había unas Yankees que cuando vieron cómo iba la cosa, se terminaron yendo 2 horas después de hacer el check in, y después de una inquicisión del pelado, se fueron con el sonido de rueditas de las valijas a perderse en la noche.
Salía 18 euros. Habia otro pelado que se estaba bañando en mi cuarto, y que no sé bien de donde salió, ni cómo consiguió las llaves, se secó, estuvo un rato enfrente mío, y se fue.
También estaba la rambla del sena, una de las partes más bonitas que he visto hasta ahora, o quizás por contraste.
Al otro día me levanté y me habían afanado los guantes, le pregunté al tipo de la recepción, tenía los ojos caídos y siempre un pucho entre las comisuras. Le pregunté por los guantes que había dejado en la barra. Me dijo: no te preocupes que no hace frío, aca no hay nada (le podríamos agregar un "pibe", o "nene", si eso se dijera por aca).
Paris 8
La creó Focault, entre otros. Cuando llegué al departamento de filosofía estaban todos fumando. En la entrada había kebabs. Le pregunté al tipo cómo era el tema del master, si había que hacer pruebas o no, cómo era la situacion de las equivalencias. "Y bueno, no sé, capaz que sí, capaz que no". Y fumaba. "está todo en internet, no sé, por mi venite a hacer el master". "Y no sé, ahí tenes los encargados del master si los queres mirar un rato". Desde un punto de vista optimista, la displicencia, si se mantiene en cuanto a los criterios de ingreso, es un buen augurio.
No
Estoy mintiendo, lucho contra el relato sin ganas de prosa.
Lo que queiro decir, y traiciono el espíritu de la mesura que siempre criba el contrato personal que he hecho, las últimas entradas del otro, el libro de viaje "real":
"A diferencia de lo que se crée normalmente, cuando hay escaleras, el camino de bajada, que no esta coronado por un púnto único de llegada y, a causa de la horizontalidad cómo dimension posible, es mucho más largo que el de subida"
"Existe en todos, una pequeña dictadura personal, aquella del cuerpo, que inexorablemente se pudre"
"De todas las peregrinaciones, aquella, la que más palpita, es hacia un baño, y es el máximo de los santuarios, así estuviere en el punto más alto de una colina"
"No podría despegar a las personas de las cosas. No puedo desatar el cúmulo. En cada punto veo, y oigo, sobre todo oigo, al mundo, al coro. Y todas las paradas soy yo, y el movimiento es un error de razonamiento"
En fin, hicimos un contrato firmado con Sarah de que vamos a hablar en francés y nunca más inglés, para mejorarnos entre los dos. Duró una tarde.