lunes, 29 de abril de 2013

The end

Se acerca el final.
Luego de las últimas vacaciones me toca trabajar dos días antes del final del contrato. Otros años no ha sido así, muchos asistentes europeos vuelven (como Sarah) a sus países de orígen, y pedirles que retornen por dos días es un poco ilógico, pero los contratos son contratos y la directora del liceo  le dijo cordialmente a que no, a pesar de la preciosa carta que ella (la inglesa) había escrito.
Yo por mientras pedí para quedarme un mes más, hasta el vencimiento de la Visa, en una carrera contra el tiempo y la burocracia, las autoridades de la prefectura, el correo internacional y el mercado laboral atestado de inmigrantes que vienen a cumplir el sueño americano, con el fin de hacer un master el año que viene (que es este año, pero aca le dicen el que viene).


El chino

Dato: Ese es el título que recibió la película en la que actúa Darín y un chino fuera de Argentina.

En el covoiturage desde Perpignan había un chino. También estaba una mina con su hijo yendo a buscar al padre a prisión, y, obviamente, el conductor, un tipo que discutía con su (ex?) mujer sobre no se qué y no se quién. La estuvo llamando durante todo el trayecto de 7 horas, que se convirtieron en 9 cuando llegamos a Paris y en donde no había manera de entrarle, buscara uno por donde buscara la vieja cerraba las piernas. El hombre al volante (estoy ensayando sinónimos), luego de pasar por el recinto presidiario, nos pensaba descargar en Porte d'Italie, que aunque no quedaba tan cerca en relación a la ruta resultaba ser el barrio chino, suponiendo él, que ese era el destino del paquete de nacionalidad homónima.
El chino en cuestión al final iba para otro lado, y terminamos tomando un café en Pont de Sevres y pagando 4 euros cada uno (no es exceso metonímico, es un dato: no ir a Pont de Sevres a tomar cafés).
Ahí me explicó que estaba podrido de la polución en su país, que se le había roto el Iphone, que pensaba que yo era francés y que en 3 semanas me podía conseguir una Visa.
Más alla de mi primer pensamiento, no tenía nada que ver con la mafia, el tipo "estudiaba" turismo, hacía 5 años que venía renovando Visas y tenía el sistema dominado, incluso me hizo una breve reseña de los cambios que se habían dado en los requisitos, venía de sacar su último certificado de existencia y llegaba a Paris para trabajar en un restaurant (chino), me recomendó hacer lo mismo, ahí se pueden trabajar 10 o 12 horas, hacer más guita ¿Para qué sostener a las luchas ganadas y trabajar solo 6?
Se devela lo irónico e hipócrita de la crítica contra los inmigrantes de algunos franceses que piden más competitividad (frente a China por ejemplo): son esos mismos inmigrantes los que le estan dando competitividad al país mientras de a poco en materia de derechos laborales retrocede.

Perpignan

El sur es mejor que el Norte, porque sí.

Un cuadro: en el mismo día pasé de estar de chancletas/ojotas/chinelas y lentes de sol a buzo/pullover, campera/chaqueta, y capucha por la garúa.
No quiero caer en determinismos climáticos, pero ya sabemos que la gente en los países nórdicos se suicida más.

España....digo...Catalunya....digo....Barcelona

No quiero repetir tampoco lo que todos saben sobre qué pasa cuando cruzas la frontera hacia el lado soleado del mundo: es más barato, la gente habla a un volumen de parámetros latinos, los niños son niños y no robots y las porciones de comida tienen tamaño "humano" y no "animal doméstico".
Barcelona es una ciudad vagamente parecida a Montevideo pero gigantizada, con mejor mar y peores playas, en donde la arena la importan de Africa del norte según me han dicho. Y es el paraíso de los celíacos, empezando por que hay Mc Donalds con pan sin gluten y siguiendo por un etiquetado cuidadoso sobre cada producto. El super desarrollo de estos productos en territorio español es algo que aún no he podido desenrollar y cualquier esbozo de teoría, desde las más paranoicas (sobrediagnóstico para generar un grupo de consumo estable) hasta las más anecdóticas (la posibilidad de que en algunas de las cámaras entre los hijos de los legisladores se haya dado un gran porcentaje de celiaquía) se disgrega antes de convencerme.
El problema es que cada vez más los precios estan hechos para japoneses. Ayer, de casualidad leí un artículo de la revista Geo sobre el aumento de precios en el Mt St Michel, que sólo los japoneses pueden pagar (referencia explícita de la revista). Barcelona fue, esta yendo y estimo que irá (mientras siga habiendo japoneses) por el mismo camino.
Los nipones no dudan en pagarte 20 euros por entrar a las casas de Gaudi, mientras sacan fotos, muchas fotos, cómo siempre (otra de las teorias paranoicas que me he formulado; y para el que se pregunte de donde saco tiempo, que mire en wikipedia la entrada "Barentin"; es que el exceso de capturas digitales de los orientales es un plan para crear una contraparte electrónica del mundo analógico e irse a vivir ahí, donde no hay terremotos ni tsunamis). Ya he dicho en algunos mostradores que Asia es el Frankestein de occidente, el hijo obediente de la sociedad de consumo.

Titulares:

Matrimonio igualitario
Aceptaron el matrimonio igualitario pero hay un alcalde (por ahora) que no quieren casar. Argumenta objeciones de conciencia.

Así no
Me compré una de esas máquinas que hacen cigarros en base a tabaco de armar y a tubos que salen los 250 3 euros. ¿Y ahora quién podrá defenderme?

Paris 8 (1)
"Los uruguayos siempre quieren hacer todo por caminos institucionales" me dijo el profesor mientras intentaba ayudarme a apurar los trámites sellando algunos con su nombre por abajo de la mesa, en la cual había sentados también un par de porteños que se habían desenvuelto mejor, que habían recurrido un poco al contacto (el mismo profesor) para evitar la burocracia.

Paris 8 (2)
Parece que una vez llegó un container de 100 argelinos (supongo que es un redondeo) a hacer un master con títulos en computación falsos, no sabían ni prender una computadora (supongo, una exageración para ilustrar el caso). De ahí las trabas sobre las que versa el primer punto.

Sarah
Esta cómo loca con el tema del incipiente canibalismo de Suarez, me muestra fotos de facebook en donde a Luis lo dibujan con un bosal o con uno de esos collares para que los perros no muerdan y no se muerdan.

Epílogo

Esta es mi última entrada cómo asistente y debería hacer una auto-devolución.
Hoy tomamos mate y un alumno dijo "bo", a pesar de que lo mejor hubiera sido dejarles un nivel de castellano superior al de base y algunas nociones de relativismo cultural con eso me conformo.
La experiencia de los asistentes ha sido muy diversa y ha dependido en gran medida de condicionamientos geográficos. Algunos tuvieron una vida de Erasmus por las grandes ciudades, a otros no tocó convivir con el aislamiento y la (a veces no tan) cordialidad de los pueblos donde fuimos la primera persona no francesa (ni magrebesa) en caminar por sus calles estrechas.
Yo por lo tanto he estado en el medio, y, a pesar de que no puedo decir que fue la mejor de las suertes haber caído en este pueblo-dormitorio tuve a Paris cerca y me aproveché de ella hasta reventar las suelas y las billeteras, tanto que ahora me cae mal (símbolo de costumbre) y la idea de una posible estadía permanente en este Paris pos-moderno me resulta (arrogantemente) insufrible.
Entre los últimos días se viene dando cuando duermo un apocalípsis minúsculo, sueño campaña en Uruguay antes y después de una tormenta, y mezclo personajes del lado de aca y del lado de allá.
Una de las cosas que más quiero es saludar al mozo de la tortuguita, ese bar asqueroso, y no hablar de que estuve aca, no siendo bloquearlo por miedo al fantasma, quiero evitar caer en ese espiral de revaloración de lo propio o del culto a Europa, ambos cursis, predecibles, caricaturescos; al final todo es la misma mierda o las mismas flores, y cuanto más se ve, cuanto más uno abre los ojos más noche y más llanura es noche, más ciegos (nosotros), atentos y sin comprender.

lunes, 8 de abril de 2013

Packard

Me operaron, en Francia. Fue hace casi dos semanas.
Después de tomar absenta en Paris llegó al fin mi segunda convocatoria para el proceso de conversión en flaneur decimonónico, en la hoja del anestecista tenía recetada morfina "a demanda del paciente", ese fue uno de los pensamientos que me tuvo entretenido mientras la enfermera, francesa, que hablaba en francés, me depilaba el vientre, y pedía que más abajo, que me bajara más los boxer.
En esos momentos es bastante universal obrar como ella hizo, tratando de generar conversación para distraernos un poco y no caer demasiado en la situación de que yo era un tipo medio en bolas y ella me depilaba la pelvis. Y el problema era que no funcionaba, porque ella hablaba en francés, y yo, sedado por una pastilla del tamaño de una pulga y con el efecto de una patada de mil caballos rabiosos, pensaba en la morfina y en que todo se parecía a E.R pero con mas ruido a queso y a baguette las palabras.
Después me llevaron a la sala de preparación, y los oía a los médicos "sabés de donde viene él??? De Uruguay!!", ellos eran mas o menos cómo veterinarios rurales a los que de pronto se les encarga operar a una zebra.
Después eran los enfermeros los que discutían a unos metros y se preguntaban a ver quién hablaba español, y, entre risas, me mandaron a una enfermera que no lo hacía, pero que tenía padres españoles (?????????????).
Todo salió bien, en una semana vuelvo a no hacer deporte, pero a tener la posibilidad de hacerlo.
Y no me dieron morfina che! O ni me enteré. (Me dieron codeína que es un derivado).
A los tres días ya andaba caminando y me fui al campo con una profesora, que me quiso hacer probar Roquefort. Todavía me falta mucha Francia para llegar a eso.

Me contradigo, sí, me contradigo

Vino el novio de Sarah. El es alto, bueno y útil. Ella es linda. No hablaba francés. Tampoco hablaba inglés, sino inglés del norte. Si normalmente dice el pueblo que el inglés es hablar con una papa en la boca este tipo tenía 3 hectareas de papas y boñatos en cada paladar. Buen pibe, hablamos de futbol.

Ultimamente he considerado lo injusto que he sido con Saritah por tomarla cómo objeto antropologico, hoy, mientras pienso en lo educada que es para el órden público y el acacatamiento de disposiciones (Sarah nunca llega tarde, nunca deja de contestarle el mail a sus profesores, nunca cruza las vías del tren aunque no haya tren) y lo laxa que es en cuanto a aquello que no esta estipulado, pero que corresponde a la moral activa y no al dogma. Digamos, su costumbre de dejar todo sucio, de faltar a los eventos sociales individuales que no le interesan y sin ver, o a pesar de ver el rédito que ofrece en términos de posicionamiento (los franceses, y más que nada en estos pueblos son más "empátistas" que "negociativos"), su indiferencia (y miedo, mucho miedo) ante los indigentes o las personas que no tienen un vínculo formal o afectivamente directo.

Y capaz es por eso que no la dejaron cambiar las horas e irse antes de tiempo (en Abril el contrato estipula que vengamos dos días después de las vacaciones), cosa que normalmente aceptan para todos los asistentes. Igual en el liceo domina la otra dama de hierro, que desterró el alcohol de la sala de profesores, una costumbre francesa de las mas importables.


Ultimas noticias

El fin de semana estuve por Caen. Hice couchsurfing. Dormí en el cuarto de alguien, alguien francesa que tenía sobre una repisa el astillero de Onetti. Eso en sí es un anecdota.
En el Mt St Michel vi al Mt St Michel, y ahora es menos impresionante que antes.
Creo que leí en algún lado que si uno viaja infinitamente siempre va a llegar, al menos en este mundo elíptico, al mismo punto donde alguna vez estuvo parado. Una enfermedad que se podría llamar la inercia adquirida del viajero. Esta serie de relatos, que han comenzado desde el asombro, el contraste (que siempre es cómico) y un espíritu cuyos tentáculos parecían abstraer  el absurdo y la sátira de lo cotidiano, se terminó volviendo una jalea de quejas y repeticiones.
De todas maneras exitar la percepción con techos y abadías sigue siendo suficiente para no querer parar, hablé con una colega que me dio algunos consejos sobre Paris 8 y sobre el otro, sin número.
La suerte, esta echada, en algún lado, yo mientras preparo el dossier.


Salud