lunes, 17 de julio de 2017

Noticias de Verano

El departamento

Este Verano, al igual que el anterior, estoy destemplado y sin paga.
El departamento cerró, tan arbitrario como los horarios que no respeta, cómo para burlarse. Allí, mi compañero guarda celoso unas llaves pequeñísimas dentro de unos cajones en donde hay, en cada uno, otra para abrir el siguiente. Yo no conozco el sistema que organiza estos permisos, ni tengo acceso a un, ese pequeño llavero de cuero, como un portafolio en miniatura, de donde cuelgan varias llavecitas sobre ganchos dorados que abren las otras puertas, de los armarios que dan acceso a los expedientes y al papel higiénico.
El software es muy parecido, click click, salen las notas, cunde la bocina del Windows XP (he intentado convencer a mi compaeñro de desactivar los parlantes, pero algo lo entusiasma), la gente se hastía y todos nos miramos.
Yo les digo a los estudiantes de llenar formularios, invento información con lo que tengo, estamos cansados, mi colega me pide que desaloje el lugar y tomamos cafés infinitos y con gusto a hongos. A veces me dice que diga que está cerrado, pero que haga pasar. Luego, entre ojos erráticos y rabia, me dice que diga que estaba cerrado. Cuando cerramos la puerta comemos chocolates, algunos cajones guardan estos y otros dulces, o pequeños tenedores. Toda la universidad, los funcionarios, van a tomar ese café fúngico, en unos vasitos de plástico blanco, o a veces transparente, que son mejores. Aparecen de un cajón y después de otro, hay cajones para todo. Son de verdad muy pequeños, y siempre uno parece querer otro café, creo que en eso consiste gran parte del asunto.
No tengo horarios, y eso parece ir bastante bien con el lugar, no hay tampoco música, nunca.

La casa

Es blancuzca y el muro del patio amarillo, han hecho nido un montón de arañas, hace poco una me caminó por el brazo, luego un cienpiés, casi siempre está vacía. De a poco, las cosas para nombrar me desaparecen, se llenan de nombres propios y se sellan. No se debe nombrar a un animal que se come o se escribe.
La heladera perdió la luz hace tiempo, nuestro pequeño placer consiste en que vuelva ¡No habrá que cambiar la bombilla! ¡Son de esas chiquitas y alargadas que salen carísimas!
Bruxeo diurno, duermo mucho y boca abajo, dicen que hace mal por la posición del estómago en relación al esófago. He leído mucho sobre esófagos estos últimos meses.
En la esquina, orinan por lo general al mediodía, es un Impasse, supongo que la gente piensa que nadie va a venir, o que menos gente. Entonces orinan y se acumulan latas de cerveza en el contenedor de vidrios que esta lleno desde que llegamos, pero siempre esta igual de lleno, no más ni menos, cómo si los recolectores se encargaran de que quede siempre esa sensación ¡Pero nada de excesos! Hay silencios, me gustaría pintar las paredes con figuras arbóreas, el propietario no nos permite afiches ni hablar alto después de las diez. Limpio el piso seguido, todos los materiales de la casa se ensucian esté uno o no, hay una silla verde con posabrazos, encontramos todas las sillas en la calle (cerca de un complejo de viviendas camino al metro en donde un gordo pálido y calvo pide sistemáticamente un cigarro), menos las para comer, que parece que siempre se destartala pero no, me siento allí para leer desde ayer. Es emocionante, podríamos decir. Todo parece un gran baño, quizás por eso las ganas de limpiar.
La casa se llena seguido, se itera, la geometrizan azulejos grises, estos meses han sido algo así, como un quirófano preparándose.

La escuela

En la Escuela de Comercio todos son managers.Un vendedor, por ejemplo, es un "sales managers". De verdad.
Hay muchas reuniones, correos, doodles, todos están nerviosos porque no quieren perder el curro. Los managers que organizan los cursos, mis jefes, cambian cada semestre y sonríen .
Los alumnos me evalúan, al final de cada curso: tengo una aprobación de más del 80 porciento. Con menos del 60 me despiden, una máquina me mandó un mail felicitándome por "la gestión". El año que viene voy a trabajar allí, conozco un poco La Défense y sus centros comerciales, al mediodía nos compramos sánguches y una coca-cola y los vamos a comer a la escalera del Gran Arco. Me pidieron que diseñara los cursos de Licencia, yo inventé los cursos en base a otras Escuelas de Comercio, buscando en internet. Siento placer al pensar que esas escuelas hicieron lo mismo.
Los alumnos son: algunos muy ricos, usan remeras Lacoste (es tan lineal como así), otros trabajaron un tiempo para pagarse el curso (de meseros, de reponedores), tuve un alumno que se decía comunista, me explicó que quería cambiar el mundo a través de las finanzas, y una alumna que se había visto florecer en su pasantía como "project manager". Hubo un altercado, cerca del final de los cursos, se pelearon por un cargador de notebook que alguien había prestado y alguien más necesitaba, era grave.
Tuvimos discuciones sobre los vientres de alquiler, en Francia dicen "madres subrogadas", una chica me dijo que estaba mal porque así las mujeres que no querían trabajar ganaban dinero fácil. Pagan menos que en la pública pero más que de vigilante.

Macron

No ha habido grandes altercados. En la última manifestación, apenas media cuadra, o una. Cuando llegamos, tarde, habían roto un par de autos y la policía, extranúmerica, bloqueó el pasaje y no dejó terminar. La gente se fue yendo y no pasó nada, los sin papeles tocaron tambores en una clave africana similar al candombe, el tránsito volvió a circular. El 14 de Julio los buses llevaban banderas francesas, hubo fuegos artificiales pero no llegamos a verlos.
Pasan militares por los parques y las calles, en Saint Denis intermiten las sirenas, pero no más que en Paris. Los supermercados abren los feriados y los domingos en las zonas céntricas y no tanto, un compañero de la universidad "hace Uber", le alquilan el auto por 2000 euros al mes.

Entonces

Sueño con la rambla, furiosamente, habitan en mí ciertos parajes, una ciudad en verde y gris con un puente, de donde salto o salta alguien y en ambos casos nos veo caer. Una serie de islas florecidas, morros llenos como un seno, en donde de niño, pero siendo en el sueño yo mismo, circulan familias vacacionando. Leo poco y consumo menos carne procesada que el año anterior. Hace un año que no escribo.