lunes, 5 de noviembre de 2018

La tesis y los días

La defensa

Hubo una reunión.
Este año (ese año, cuando todavía escribía a tiempo) di clases en tres escuelas, una de lujo, a secas. Soñamos y conversamos, entre siestas y asensores, de autos tapizados y bolsos "fabirqué en france".
El señor gordo, con una polera opaca y pausas de mal cine, mostraba diapositivas a los nuevos, los del grupo que trabajan y estudian (más bien en una continuidad, trabajan-estudian, si faltan a la escuela no les pagan). Les decía que podían, algún día trabajando-estudiando, tener una casa con piscina, bajo un amanecer californiano pornográfico.

Había una que era eso: la piscina de fondo, el sol almibarado, letras del wordart evanescentes: "Puedes lograr tus sueños"; en francés, claro, y luego de la pausa: "No hay que tener verguenza de querer tener un auto caro". Los autos son una constante, los bolsos, ya lo dije, a veces las zapatillas. Recuerdo en un círculo de estudiantes, como en un nacimiento, a unos Nike de animal print salir de una caja dorada.

La tediosa cuestión de la piscina volvía, el señor gordo aclaró que aunque uno viniera del 9300, el departamento con más inmigrantes y de los más pobres de la región parisina, iba a llegar; clorada, rectangular, exterior.

Me confundieron con un alumno: me senté en las escaleras y el profesor de management, manager también del propio evento, me dijo que tenía que cuidar más el talante.
Un estudiante me cedió su grada, subí las escaleras y el ascensor, pasé la tarjeta y otra reunión, la de los profesores, esta vez.

Habían echado a todos menos a mí y al de Inglés, irlandés él, la escuela tiene una política de que si no hay 70% (los estudiantes hacen un cuestionario de "satisfacción subjetiva" al final del semestre) te echan.

Esto lo estoy escribiendo tarde, hace casi un año. Ya hablé, ya había temido este canibalismo.

El señor gordo también nos dijo que este no es el mundo de nuestros abuelos, qué hoy podés trabajar en gestión y mañana en logística, o en marketing digital, sudaba un poco mientras, con una sonrisa de vendedor de soluciones mortuorias en promoción, alardeaba  estar terminando una tesis en Paris Dauphine (el doppelganger de Paris 8) sobre "el exito autopercibido de los alumnos que trabajestudian". El hombre-management, accionario de la escuela, lo felicitó, y todos no hicimos nada. El de Inglés no entendía mucho porque no habla francés, en el pasillo, me dijo que si necesitaba plata, que el necesitaba plata y que si sabía de otras escuelas.

El lujo

Es en Paris, alquilan el local, hay una licenciatura en lujo. Así los estudiantes, que ellos sí están en París, pueden ostentar frente a los otros.
Me lo dijo mi jefa al tercer día, aún sigo allí.
Cada dos años despiden a los profesores de lenguas para que no les hagan un juicio por nunca tener contrato.
Yo una vez, y antes de saber, les conté que el barrio antes, era muy pobre, y que los intelectuales se juntaban allí justo por eso, porque eran pobres.
Una chica del 9300 me contó que no, qué cómo. Ella hace teatro, actuó una entrevista de trabajo que era una tarea, las salas son frías, hablamos de la independencia de Barcelona, no hay cantina ni sala de profesores. Algunos padres les pagan la gracia, muchos alumnos quieren ser músicos o artistas, así que aprenden, como ellos mismos dicen, "primero, cómo vender el arte".
Para hacer los programas del curso me dieron unos dibujos. Quisiera llamarlos textos, pero son de verdad, diagramas, rectángulos de bordes redondeados. Cada punto del semestre debe construirse según una gramática precisa: primero el sujeto, "El estudiante", siempre; luego un verbo transitivo en futuro "comprenderá, podrá, calculará, analisará" y finalmente un objeto que está predefinido en un gran rectángulo vertical (estos objetos nunca deben tener infinitivos): "textos, imágenes, conversaciones, bases de datos".

El brazo de fierro

Para llegar, hace falta una hora y media, hay que lindar un puente de cemento y varias auto-rutas. Todo esta rodeado de edificios lecorbusianos, parece un gran aeropuerto en abandono, como un hotel de un balneario antes, popular, y que hoy, con los low-cost, se mantiene con promociones. Había leido alguna vez que a comienzos de siglo Paris, estaba planificado hasta Normandía, recuerdo una imágen, una gran orgía futurista monumental de tubos e hidronaves.
Esta es una escuela estatal y es mejor. Para llegar hace falta una hora desde la estación de trenes, el RER D, que lleva a las zonas más deprimidas, ninguna ciudad en su cauce merece la pena del turista. El tren, pasa cada media hora, la escuela está en "El brazo de fierro", la estación es un tunel de azulejos rojos blancos y azules.,

La casa

Nos mudamos, hace casi un año. Desde el baño, si uno orina parado, se ve el pequeño campanario de la capilla del hospital Tenon. Aunque digan que Edith Piaff nació en la calle (una plaza a una cuadra parece sugerir esto, un clochard pone cada mañana canciones de Piaf, de Johnny Halliday), creo haber leído que fue en este hospital. La calefacción es gratis y los vecinos se quejan de los ruidos. Hemos acumulado ese pequeño y humillante museo de los que encuentran un espacio que quieren.
Por la ventana principal, sobre el claustro del hospital, público, adornado desde la bondad de la lejanía, de pinturas que en realidad deben ser anuncios sobre los peligros del tabaco o de la automedicación, he visto una vez un policía llevando a un prisionero que cojeaba. Otra tarde, un ex-combatiente de la guerra de Argelia, escapó con el suero a rastras en una vara de metal y nos pidió un cigarro. Unas horas después, un amigo lo encontró en la plaza, sangrando, con sus historias de Africa, sin ánimos de volver al hospital y con una ridícula galantería frente a la señora que intentaba pagarle un taxi. Esto ocurrió hace ya un tiempo.

He querido evitar escribir sobre la escritura, todo este tiempo, otra vez, entonces. El problema de las crónicas es su caracter telescópico y microsópico, esa incapacidad de inefar el relato. Esta estera, desde su ansia inicial, ha sido una carta cansada, un campo de urnas, un ejercicio fascinante de filatelia.


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