domingo, 23 de agosto de 2020

Noticias de Amiata

Bajo el asfalto, la carne

Sobre las carnicerías que quedan ("Faut qu'ça saigne!"), calma yuxtaposición entre Halal, Kosher y caballo (hasta hay una que vende 10 kilos de carne picada a 30 euros), fabulando los cimientos enrojecidos bajo los bares de jazz y el Ibis monstruoso del canal, los restos de chasis de bueyes normandos y Charolais (antes de que el Agnus se pusiera de moda, recientemente, me he enterado de que los bueyes tienen "chasis" y que el de los agnus es importante). Allí se levanta nuestro quinto piso sin escalera del XIX.

El confinamiento

Durante el confinamiento habíamos calculado 1,3 km para salir a pasear, nos pararon en total 3 veces. 

La primera un policía vio el documento y saco un elogio a un tal documental que había visto sobre la Patagonia. Mucho después, hace un par de días unos policías en bicicleta y de bermudas se detuvieron para admirar mi mate que he descubierto "tradicional". Después, el agente preguntô si sabíamos donde estaba nuestra calle, que por suerte sabíamos. Citamos al Ibis y al bar que antes funcionaba de distribuidor de llaves de Airbnb y que tiene una foto del Che. También hay un Kebab, en Flandres, un kebab turco que dicen son los mejores, que apoya a Erdogan y también al Che, tiene una pintura que exhibe con orgullo y discurso. Unas tablas de Kebab y papas embalsamadas, muy realista, yace frente a la puerta pegados en una mesa, rara estrategia publicitaria o quizás remedio sincero contra decepciones. 

La segunda vez que nos pararon, por fines de Mayo, una chica se acercô a decirnos, sentados en el canal, que se venia, y que estaban multando a los sentados, que salir era transitar. Con miedo a los 130 euros nos fuimos a un pasaje de nivel, un puente alto que tiembla con los corredores de las 8, deportistas de pandemia. Miramos multar a los sentados despacio, con pavor, como quien espera en la fila para hacer un tramite. Y como dijo Douglas Adamas: "Era frío; no frío como el hielo, sino como una pared. Era impersonal; no como un puñetazo lanzado al azar en medio de una multitud, sino como multas de estacionamiento impuestas por computadora. Y era mortal; no como una bala o un puñal, sino como una pared de ladrillo en medio de una autopista."

La tercera vez,  al borde de los 1.3 kilómetros, eramos tres. Una vecina amiga de a pocos números se había aventurado. Eramos del 7 y el 1 de la misma calle, íbamos caminando a una distancia artificial y quizás por eso, la escritura confusa de cada mano diferente, quizás por el cansancio de la propia funcionaria o por lo cálida de aquella tarde de Junio después de dos meses encerrados, no pasô nada. 

Unos cisnes pusieron y fueron la fiesta del paseo, primero el nido estaba libre y luego una valla con un cartel en varios idiomas entristeció a los que allí nos reuníamos a discutir lo poco que sabíamos de cisnes y a elucubrar, según la vista de cada uno a través de la valla, el numero de huevos escondidos. 

Aprendimos, decia el cartel, que los cisnes no comen pan, los cisnes no digieren trigo, tirarles migas puede matarlos. Ayer, en la esquina de casa, un vecino contaba que había tirado 2 baguettes al canal para alimentar a los peces, que era mejor que tirarlas en su calle, dárselo a las palomas, la peste local. 

Cuando llegamos, nos dijeron que no nos alarmáramos por el chino que rezonga, cada mannana a escobasos contra el balcon. Algunos días de Mayo, durante los aplausos a los enfermeros, un vecino ponía la Marseille.

Nacieron 5 cisnes y murieron 2, ahora se pasean entre los botes y las canoas de "Paris playa": el plan que Mme Hidalgo inauguro para los que quedan, a pesar de ellos. Originalmente importaban arena de Argelia, "Paris playa" se extendía también por Saint Michel. Hubo un plan de hacer una sucursal en el lago Daumesnil, pero los vecinos de Vincennes y les Républicaines, acusando impacto ecológico, no vieron muy bien que alli se armara rejunte de no vacacionantes. Lo ridículo de la importación de arena duro solo un par de anios, ahora mas que una playa el canal se parece a un parque acuatico. Algunas sillas al sol y helados,  puestos para hacer tests del virus, toboganes, mujeres con hijos esperando las vacaciones y un parlante que con voz dubitativa anuncia cada tanto la multa por no portar mascara. Voluntarios de la Mairie pasan con toneles colgantes de alcohol en gel y reparten, llenan frasquitos vacíos, a veces varios frasquitos por persona.

Los dos canales

En la Villette como cada anno durante los calores, florecen las baniadas salvajes, junto a los carteles que  prohíben bannarse. 

Un castor se pasea por las noches, desde hace annos la pregunta ha devenido, acostumbrados todos ya al castor y a la discucion con los recién llegados, de si no es en realidad una rata muy grande, si es este el mismo castor u otro, y si asi fuera, de donde vendrian tantos castores que son siempre uno. 

En Flandres hay mas  gente, en Flandres hay un edificio como el Abraxas, un palacio prohibido. El canal esta a tres cuadras pero la gente del barrio, salvo los que vivimos en esas 3 cuadras del medio, ya ha decido por uno u el otro. 

Flandres tiene sus supermercados amplios y sus bancos al medio de la avenida, el paseo entre los autos, las paradas de buses concurridos, el correo y la reunión de los sin casa, las panaderias arabes abiertas hasta la madrugada, la épicerie donde venden yerba mate y el kebab museo de cera.

En el canal hay bares de estudiantes que trabajan en los bares, y que después toman una a cuenta del bar, estudiantes que trabajan y salen a su trabajo, los estudiantes de arquitectura y disenno de la escuela de la VIllette.  Como si trabajaran de hablar cuando no trabajan. Los bomberos en una esquina escuchan electrónica para motivarse; la feria de los Miércoles y los domingos mezcla Flandres y el canal, alguna reyerta surge a mediodia en la desembocadura de la calle de los comercios chinos. 

Perdido en la traducción, en el color y el precio, hace un tiempo compré en una carnicería china un corte de ternero pensando que era cerdo. Los chinos cerraron durante meses acusados de esparcir el coronavirus, hubo ataques y amenazas. Esto acarreo que durante Mayo y Junio no hubiera tabacos, excepto por uno mas lejos, del otro lado del anillo periférico, la cola era de una hora y los fumadores tosíamos a distancia, como conspirando fraternalmente.  

Durante Julio, cuando se soltó, el canal tenia tres lineas de picnics:  llegaban hasta las puertas de las casas, la gente bailaba en los balcones y el ambiente, tempranamente, parecía ser el de un barrio. Luego volvió el tiempo de los bares y los estudiantes/trabajadores y los bailes se guardaron de nuevo, en lugares cerrados, y volvieron las denuncias por ruidos.

Las plataformas

En los terciarios donde trabajo cada uno ha decidido hacer algo diferente: soluciones que no impliquen ni reducir los grupos ni aumentar el numero de salas. 

En uno, el mas laudado, cortaron desde Mayo por lo sano. 

Todas las clases serán por internet durante el primer trimestre (de Octubre a Diciembre). Hicieron una formación en donde un voluntarioso profesor de inglés nos hacia hacer de alumnos. Por ejemplo, nos hacia leer y jugar a ver quién escribía mas rápido en el chat: qué figura es esa en donde hay una comparación con un término elidido? Y el que escribía mas rápido ganaba. El instructor no lo decía así, en realidad había tomado un sintagma, bastante tonto, que no era una metáfora, pero se entendía que había que decir eso. 

Entre los que no respondimos, casi todas las cámaras de los profesores apagadas y los otros, que por pena o pena se prestaban al asunto, la sesión resulto bastante catastrófica. 

En otra escuela dividieron al grupo en dos, las horas de clase se multiplicaron pero sin que las paguen. A este ingenioso sistema le llaman clases "híbridas": el profesor da la clase a medio grupo y prepara en simultaneo otra clase (con vídeos, actividades, etc) para la otra mitad. 

En la tercera escuela el sistema no es híbrido, pero aprovechando la experiencia y el envión, han comprado a Polonia (lo sé porque las templates del sofware esta escrito en polaco) una nueva version Moodle. Debemos alimentarla, otra vez, con los tan amados vidéos y con cuestionarios automáticos. En esta escuela  hicieron también muchas formaciones no pagas, durante las vacaciones, para "no dejar a los profesores solos". Según mis colegas, allí, algunos expertos en pedagogía les explicaron que la clase se da a los estudiantes, que cada tanto hay que preguntarles cosas para ver si están atentos, que hay que escuchar y que no solo hay que hablar. 

El vino triste

Nadie imagina, creo, un vino triste rosado, ya un tropos, el vino triste, tinto, se corta con cuchillo y es previo a la separación de la cascara y el mosto, a Saint Tropé y a las delicadezas de eso que ahora llaman verano. El razonamiento es burdo, pero es operativo. 

Sin tristeza este verano pasa así, con otras tristecitas, como un crimen menor. 

Donde crece el peligro, crece el peligro. 

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